Además del cansancio y del mal humor, una mala noche implica hinchazón de ojos, ojeras, palidez en el rostro y signos de expresión marcados. Dormir es la mejor cura de belleza que existe.
Por la noche la piel se recupera de las agresiones del día, dado que las células se oxigenan al máximo.
Durante el descanso se respira mejor por lo que el oxígeno llega con más facilidad y en mayor concentración a las células.
Si las células disponen de más oxígeno, activan su metabolismo, su capacidad de sobrevivir y de multiplicarse, lo que se traduce en un tejido sano y joven.
No se debe privar a la piel de los beneficios de las cremas de noche, pues actúan por partida doble, ya que gracias a la relajación total de la piel los principios activos penetran mejor en ella.
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